Con mi poca experiencia como ayudante, tan solo dos primeros niveles y un reciclaje de primer y segundo nivel, siento ya la necesidad de compartir las experiencias de mi participación en ellos.

Cada grupo de personas en los cursos de reiki me aporta diferentes sensaciones, pero lo que si es común en todos los cursos a los que he tenido el honor de asistir, es la paz y el amor incondicional que se desprende de todos ellos.  Además lo que he podido sentir es el cambio que percibo desde que los conozco por la mañana a cuando nos despedimos al final de la tarde.  Todos ellos sin excepción hasta la fecha,  se marchan  con una expresión de serenidad y paz, pero sobre todo los veo marchar felices. No con una alegría bulliciosa y festiva,  sino con la alegría que se da cuando se sale a comer con los amigos donde el menú ha sido contundente y sabroso pero a la vez ligero,  y sales con las pilas cargadas y satisfecho y hago esta comparación porque como le gusta decir a mi maestra Montserrat Oliveros González, >EL REIKI ES EL ALIMENTO DEL ALMA<

 

Montserrat Delgado