Como ya sabéis, siempre escribo bajo mi experiencia. Nuevamente comparto una mis experiencias familiares con el Reiki con vosotr@s. Pienso que es la única forma de haceros llegar esta increíble energía que tanto ayuda a personas como yo. Personas con un trabajo normal, con un grupo de amigos normal, con una vida social normal, y con una familia normal, y con problemas como todo el mundo.

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Quizás penséis ¿a que viene lo de «normal»?. Simplemente a que cada vez me encuentro más gente que quiere hacer Reiki, pero que piensan que es algo «raro», que es algo que puede hacer romper su vida cotidiana, personas que piensan que le van a hacer «cosas raras», personas que han probado una sesión y el falso terapeuta ha tocado puntos del cuerpo que no suelen tocarse. En fin un mundo desconocido a la que la gente le da miedo acercarse, por culpa nuevamente de impostores y personas abusivas. 

Así que por eso he decidido compartir experiencias reales y cotidianas que yo personalmente he vivido.

Tengo una hija de 6 años. El Reiki me ayudó durante todo el embarazo para estar tranquila y relajada. Tuve un embarazo donde me pasé los 9 meses con vómitos, recuerdo que el día de su nacimiento mientras estaba con contracciones, en el hospital me pusieron un cubo porque al mismo tiempo seguía con mis vómitos. A pesar de ésto mi hija nació con 52cm y 3,550kgs, fuerte y sana como un roble hasta el día de hoy. Siempre he creído que el reiki y la acupuntura permitieron a mi hija asimilar todo el alimento que mi cuerpo ingería, y así ella pudo a pesar de mis vómitos estar completamente sana.

Durante estos años, el Reiki me ha proporcionado mucha tranquilidad con ella. Cuando era bebé y lloraba (que por cierto era y sigue siendo llorona), la cogía entre mis brazos, le hacía Reiki y al cabo de un rato se calmaba, y esto me calmaba a mí. Sentía como sin saber lo que tenía ella recibía bien el Reiki y como su respiración se iba compensando después de los «berrinches de los bebés». Después fué creciendo hasta el día de hoy, donde se que cuando realmente le duele algo lo primero que hace es pedirme Reiki. Por lo tanto también se cuando me engaña, porque lo evita y al mismo tiempo sigue con el «chantaje del dolor».

Podría extenderme con un sinfín de experiencias, pero creo que con este breve resumen, podéis tener en cuenta lo bien que va el Reiki para aplicarlo en nuestro dia a día, en nuestro pequeños y grandes conflictos cotidianos y que no es algo tan «raro», sencillamente es energía de AMOR.

Así que, nuevamente quiero recalcaros que tanto si buscáis un maestro para hacer un curso, como si buscáis un terapeuta para haceros sesiones, busquéis un profesional reglamentado, y que os inspire confianza.

Gracias una vez más

Montserrat Oliveros González