Hoy, nos gustaría compartir con todos vosotros un artículo que nos han recomendado a través de Twitter.
Como de forma asidua hemos ido compartiendo en este blog posts que van relacionados a las experiencias de Reiki tanto en alumnos como en maestros, pasando incluso por los propios pacientes, no está de más también poder plasmar, una vez más, aquello que las personas experimentan cuando entran en contacto con Reiki o cuando ya lo practican.
» Prácticamente el cien por cien de las enfermedades físicas que aquejan al ser humano tienen origen en el estado emocional.
El cuerpo se enferma como consecuencia de la carga emocional que no ha sido liberada de forma adecuada.
Como se ha mencionado, todo lo que constituye al Ser Humano está compuesto de energía, por lo tanto las emociones son también PRANA que al ser retenido o expulsado de forma equivocada genera reacciones en todo el sistema energético provocando acumulaciones innecesarias de Prana o bien ausencia del mismo.
El cuerpo habla y el Reiki ayuda a tomar consciencia del proceso emocional por el que se está transitando. Esta consciencia permite reflexionar sobre el origen de las emociones, sus consecuencias y cómo se perpetúan en el tiempo.
Éste es el segundo impacto que tiene el Reiki, primero es la sanación física y posteriormente se da la sanación emocional.
A esta afirmación, nos gustaría añadir que esto es algo muy relativo. Siempre va un poco en función de qué va primero, qué originó esta dolencia. Como hemos explicado en algunos otros artículos, si viene de una migraña, primero es la sanación física, y posteriormente la emocional pero hay casos muy concretos. Siempre en función de qué es lo que vamos a trabajar, unas veces profundizaremos primero en la sanación emocional para sanar la física y otras veces será a la inversa.
El Reiki ayuda, en primera instancia, a lograr estados de calma más frecuentes y duraderos lo que permite una mayor concentración y mejor observación de las reacciones que ocurren en nosotros dados ciertos estímulos externos. Si bien las sensaciones de enojo, tristeza, miedo, etc., están presentes durante el día a día, su análisis y profunda observación es pasado por alto.
Se tiende por un lado a descargar estos sentimientos contra quienes nos rodean o bien a reprimirlos, generando bloqueos energéticos que posteriormente se manifiestan como malestares o enfermedades físicos.
Es importante saber que es necesario experimentar todos los estados emocionales, sin embargo, esta experimentación no implica la descarga de las mismas en otros. Una persona puede estar enojada sin ser violenta con los demás, de la misma forma se puede tener miedo sin recurrir a la manipulación para satisfacer ciertas necesidades.
El Reiki al poner en contacto a las personas con la calma que reside en su interior, ayuda a la observación y aceptación de estas emociones para posteriormente llevar a la reflexión que permitirá cambiar las conductas dañinas para los demás y en consecuencia para uno mismo.
La observación y aceptación de los estados emocionales con ayuda de la energía Reiki permite llegar al equilibrio que conduce al adecuado manejo de las situaciones que se presentan día a día.
Se ha de tener en cuenta que las emociones son alertas que avisan sobre el riesgo de ciertas emociones o situaciones. Sucede que al igual que al cuerpo, a las emociones se les da mucha fuerza e importancia, más de la necesaria. Si el cuerpo es el vehículo que nos transporta, las emociones son los sensores que nos indican los riesgos del camino, sin embargo lo más importante sigue siendo y será siempre el SER.
El dejar que las emociones conduzcan el vehículo (cuerpo) es volver visceral el accionar, es entregar toda actividad a la reacción del momento sin reflexionar sobre las consecuencias para los demás y para uno mismo.
El Reiki a través de la consecución de estados de relajación física y del sistema nervioso permite la identificación de estas emociones y con el tiempo el adecuado manejo de las mismas.»