¿Cómo entenderlo si no creo?

En este apartado, compartiremos las experiencias de aquellos pacientes y alumnos que, han pasado junto a mí y que os brindan sus vivencias, para poder entender mejor cómo funciona el Reiki y lo más importante: que Reiki funciona creas o no creas.

 Pretende ser un diario de comprensión sencilla, y su única intención es dar a conocer hechos reales, en los cuales se demuestra que Reiki funciona. Siempre estará el escéptico que dirá que todo es casualidad, pero entonces yo añadiría que son demasiadas casualidades ¿no?

 A nuestro alrededor ha habido, hay y habrá personas escépticas que, no quieren ver ni entender más allá de lo que su comprensión y su lógica les permite alcanzar. Pero nadie debe juzgar. Ellas también tienen su camino. Y tampoco es cuestión de intentar convencerlas, ya que han de ser ellas quienes se abran a conocer y a sentir. Simplemente tenemos que seguir con nuestro camino y nuestro crecimiento, sin juzgar, sin manipular, sólo abriendo nuestro corazón al amor, al perdón y a la toma de conciencia.

 Empezaré explicando mi propia experiencia, que es dónde empezó todo para mi, y más adelante compartiremos de otras personas.

«Mi camino con el Reiki, empezó en Enero de 1995, cuando tras la ruptura con mi pareja y la pérdida de mi empleo, me sumergí en una depresión, de la cual no sabía como salir adelante, y la perspectiva de mi vida era totalmente nefasta y negativa.

Recuerdo en un curso de crecimiento personal, que alguien me habló de Reiki. Apenas me explicaron nada, pero dentro de mí había una fuerza tan intensa de querer salir adelante que supe que aquello lo tenía que hacer, sabía que me podía ayudar.

Me puse en contacto con la persona que organizaba los cursos, y en Enero de 1995 recibí mi primera iniciación al primer nivel de Reiki.

En esta primera iniciación, los sentimientos que surgieron de dentro de mí me eran desconocidos, sentía emociones que no recordaba haber sentido antes. Me sentía rara, y no sabía que es lo que estaba pasando dentro de mí.
Era mi primer contacto directo con la energía.

Hasta entonces conocía muy poco sobre todo lo relacionado con el crecimiento espiritual, con los libros de autoayuda, con las clases de energías que se pueden trabajar, en fin… con todo lo relacionado con la nueva era.
Yo sólo había asistido al curso de crecimiento personal que hice en Diciembre, y me estaba tratando con Reflexología Podal  y Flores de Bach para salir adelante con la depresión. Y el Reiki le dio una nueva orientación a mi vida.

Mi primer maestro no puedo decir que dejara impreso en mí todo el amor y todo el agradecimiento que le debo a este tipo de energía, aunque si puedo agradecerle que fuera la primera persona que me introdujera en el Reiki, y agradecerle también que debido a la falta de información y de asistencia que me proporcionó, el día que yo decidí ser Maestra Reiki, tuve muy claro que intentaría aclarar todas las dudas que les surgieran a mis alumnos, y proporcionarles el máximo de asistencia, ya que cuando te vas del curso y empiezas el día a día, es cuando surgen las dudas.
De hecho, mi primer maestro fue quién yo escogí para aprender lo que debía aprender en aquel momento, con lo cual fue la persona perfecta para mi formación. Ya que yo pienso que no hay buenos ni malos maestros, sino quien tu atraes para aprender lo que en aquel momento debes.

Mi segundo maestro fue quien me transmitió toda la pasión por el Reiki, el entusiasmo de saber que conocía una técnica que era una poderosa herramienta de trabajo personal, pero siempre en función de cómo la utilizara. Me enseñó todo el conocimiento sobre los símbolos y cómo trabajarlos. Con él estuve alrededor de 3 años, trabajando casi cada mes, ya que fui su ayudante en la mayoría de los cursos que le surgieron durante este tiempo, hecho que fue muy fructífero porque era como repetir una y otra vez los diferentes niveles existentes.

Pero aparte de ayudarle en los cursos, él me ayudó a confiar en mí, y en las capacidades que se estaban desarrollando en mi interior con esta técnica.

Un día empezó a insinuarme la idea de hacerme Maestra de Reiki y el pánico se apoderó de mí. Sentía que jamás podría ser maestra, porque nunca podría enseñar como él.
Hasta que un buen día descubrí, que yo no debía compararme con él sino que debía ser yo; y entonces fue cuando decidí hacer mi  Maestría. (…)

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