¿Cómo entenderlo si no creo?
(…) E.R: Es una chica inglesa de 33 años.
Empezó a hacerse Reiki porque tenía problemas para expresar lo que realmente quería ó lo que realmente pensaba. Eso le llevaba a un estado de mucha tensión, que había ido acumulando durante muchos años y que se había manifestado, a nivel físico, en fuertes dolores de espalda.
A medida que le hacía Reiki, empezó a ser consciente de su problema, y de que callando su opinión lo único que hacía era perjudicarse a sí misma, ya que, terminaba haciendo cosas que no le apetecían, aceptaba situaciones que no le gustaban ó tenía que escuchar conversaciones con las que no estaba de acuerdo. Y todo ello hacía que esa tensión se acumulara en su cuerpo, y que se diera cuenta de no era la persona feliz y complaciente con quien todos podían contar en cualquier momento, que era la imagen que mostraba a la gente que la conocía.
Empezó a comunicarse mejor, a decir lo que pensaba y a expresar sus opiniones cuando ella consideraba oportuno. Poco a poco empezó a sentirse mejor con ella misma. Tras unos 5 meses de hacerse Reiki, fue unos días de vacaciones a Inglaterra a ver a algunas de sus amigas. Le comentaron que la encontraban un poco cambiada, más segura de sí misma y más satisfecha con su vida. Esto le ayudó a confirmar que el Reiki le estaba yendo muy bien, y que las personas que la conocían estaban notando todo el trabajo que ella estaba haciendo consigo misma.
A medida que continuaba con las sesiones de Reiki, su comunicación se hacía más fluida y más segura. Incluso las molestias que tenía normalmente de garganta iban desapareciendo, e incluso aprendió a ser consciente de su garganta, y cuando le dolía intentaba observar que obstáculos había con su comunicación.
Se dio cuenta de que en su familia, había una gran falta de comunicación, y que ella había continuado con este mismo patrón y por eso le costaba tanto comunicarse a todos los niveles.
Cuando volvió a Inglaterra por segunda vez, estuvo hablando con sus padres, rompiendo esas barreras de comunicación que siempre había habido entre ellos y a las que nunca les dieron la menor importancia. Sintió algo muy especial cuando ellos le relataban su juventud y por fin, pudo ver a sus padres de pequeños, de adolescentes, viviendo un noviazgo.
A veces, vemos a nuestros padres como tales y obviamente sabemos que no siempre fueron padres y que tuvieron infancia, adolescencia y muchas experiencias en su vida antes de que formáramos parte de su vida, pero cuando llega el momento de esa conversación en que muestran que no siempre fueron «superpapas» – que ellos también habían soñado, habían tenido miedo, que habían tenido sus pensamientos liberales cuando fueron jóvenes, … – E.R lo recordó como un momento mágico e único en su vida y que hizo que la familia conectara a un nivel más íntimo.
Y también en lo personal, se dio cuenta que el comunicarse mucho más con su pareja había mejorado mucho su relación contribuyendo a crear una mayor estabilidad emocional y complicidad entre ambos. (…)
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