Cuando vas haciendo Reiki, empiezas a percibir nuevas sensaciones que hasta entonces eran desconocidas. Por una parte vas notando cada vez más los cambios de temperatura en las manos, en función de donde las vas poniendo
Por otra parte empiezas a desarrollar una intuición que te indica cuando has de cambiar de posición y qué posición hacer o qué posición saltarte. Luego vas notando sensaciones de la persona a la que le haces Reiki, pero no sabes de donde vienen y qué es lo que está pasando. Y cuando llevas mucho tiempo haciendo Reiki un buen día te haces consciente de que llevas tiempo sintiendo que, cuando haces las sesiones, lo que la persona está viviendo durante su sesión terapéutica, tu lo estás viviendo también como si fuera algo real. Empiezas a buscar información y te acabas dando cuenta de que estás desarrollando el poder de «la empatía«.
Sentir esto es muy positivo, si como terapeuta comprometido contigo mismo y con tus pacientes has ido haciendo un trabajo de desarrollo y crecimiento personal, porque entonces sabes como dirigir y gestionar todas estas sensaciones sin que a tí te afecten. Por eso mismo yo siempre insisto que cuando empezamos a hacer Reiki ,tenemos que sobretodo ser muy constantes con hacernos diariamente el autoreiki, ya que ello nos lleva a un camino de trabajo interior. Por lo tanto a medida que hacemos reiki y se desarrollan nuestras facultades como terapeutas, podemos ser un mejor canal de la energía para todos nuestros pacientes y ayudarlos mucho más en su proceso de evolución y desarrollo personal.
Escribo este artículo porque desarrollar la empatía es un arma de doble filo; ya que el sentir lo que el otro siente sin que a tí te afecte y sin que te haga daño, es algo que ha de estar muy bien integrado dentro del terapeuta, para simplemente estar ahí y poder transmitir la información al paciente, pero sin uno mismo como terapeuta quedarse con ello.
Es por ello que mi opinió de un buen terapeuta de Reiki es que ha de estar diariamente comprometido consigo mismo en todo momento; para simplemente estar al servicio de sus pacientes como apoyo y como guía, pero dejando bien claro que el milagro de la sanación lo ha de hacer el paciente por sí sólo, y que nosostros sólo somos canales que interpretamos lo que está pasando para darle la información y que él mismo encuentre las vías de solución
Montserrat Oliveros González
Maestra y terapeuta de Reiki en la Escuela Hermes7