Cuando empezamos a practicar o recibir Reiki surgen unas resistencias de las que pocas veces se nos habla o informa, quizás por temor a crear miedo a nuestros alumnos y pacientes, y que puedan malinterpretar el verdadero potencial del reiki.
Para mí las resistencias que surgen al aplicar el reiki me gusta compararlas con la limpieza de los cristales, a modo de que pueda entenderse mejor y con el fin de amenizar el proceso.
Si un cristal está muy sucio y se limpia, se puede ver a través de él. Pero si permanece sucio, no podréis ver nada y vuestra única realidad es que “el cristal está sucio y no puede verse lo que hay detrás de él”. ¿Esa es la verdadera realidad?. No, esa es la realidad que percibiis mientras esté sucio.
Pues bien, hacer Reiki es ayudarte a limpiar ese cristal, para que veas que trás él hay cosas diferentes, hay cosas bonitas y feas, pero diferentes de la suciedad que véis en ese momento. Además, limpiar cristales cansa mucho, por eso, Reiki a veces también puede producir una sensación de cansancio, de dolor y de no querer continuar, y a eso se le llaman “resistencias”. Éstas son las que hacen que os cueste seguir avanzando en el proceso diario de limpieza emocional, ya que impiden que realizéis una toma de conciencia para empezar a poner en orden vuestras vidas.
Sólo aquellos que continúan y pasan esos momentos de dolor y cansancio (como limpiar cristales), pueden empezar a ver una realidad diferente que les ayuda a sentirse mejor consigo mismos. Pero el momento doloroso derivado del esfuerzo de la limpieza, siempre va incluido en el “kit de hacer Reiki“.
Así que os aconsejo que cuando alguien os diga que “hacer reiki es maravilloso”, inmediatamente preguntarle: ¿Y cómo fue el momento de limpieza que hicistes con Reiki?, y os aseguro que primero como alumna, después como ayudante en cursos, luego como terapeuta y ahora como maestra de Reiki, si alguien os dice que en ningún momento ha sido doloroso, es porque realmente no ha hecho sus deberes con Reiki.
También os aseguro, que en estos momentos yo siempre defino el Reiki: “cómo el regalo más maravilloso que me ha dado la vida”, aunque ésta no fuese mi opinión durante los primeros años de autotrabajo interior, ya que como para todos, para mí también fueron muy dolorosos.
Montserrat Oliveros González
Maestra y terapeuta reiki en Hermes cuida’t i aprèn.