Compartimos este artículo tan interesante que nos ha pasado una de nuestras clientas sobre la sinestesia. Una manera de vivir de muchas personas y condicionada por uno mismo, aunque no se sea consciente de ello. Si te paras a pensar, seguro que alguna vez te ha pasado algo similar.
«Si mi amiga Virginia me dijera que se casa un Miércoles, 3 y además que lo hace de rojo, probablemente me partiría de risa. Porque para mí, Virginia siempre ha sido «rojo», como lo son los miércoles o el número 3.
No es algo que me invente o pueda decidir, es un fenómeno conocido como sinestesia y le ocurre a miles de personas. El proceso es simple de entender: si te mencionan la palabra cielo, muy seguramente vendrá a tu mente el color azul. Extrapola esa conexión a personas, números y colores, días de la semana o estados de ánimo, canciones u olores, y ahí obtendrás lo que siente una persona sinestésica.
Cuando era niña, mi sinestesia estaba completamente despierta. Se lo decía a mis padres, a mis amigas, creyendo que era algo que todo el mundo podía comprender. Sin embargo, decirle a una compañera de clase que para tí ella era «verde» y a otra que para ti ella siempre había sido «gris» no causaba muchas simpatías. Por que es raro, y carente de sentido. Pero sí que lo tiene.
Si al escuchar el sonido de un violín se me abre el apetito y me apetece comer un dulce, mi hermano fue capaz de explicar el recorrido que había hecho mi cerebro. El color del violín y su barniz recuerdan al quemado de los bizcochitos borrachos, y la música del violín es dulce y empalagosa. Me deleitan los dulces y el sonido de los violines por igual, ahí el resultado.
Como estudiante de márqueting, puedo asegurar que se dedican verdaderos esfuerzos en acotar los gustos y preferencias de las personas. Pero ellos responden a actos emocionales, impulsos, recuerdos y experiencias grabadas en el subsconsciente que nos hacen decidir entre un producto u otro, a pesar de que muchas personas estén totalmente convencidas de que el fruto de su compra ha madurado tras un largo proceso de pensamiento racional. Ni la vista, ni el oído, ni el tacto ni el gusto tienen tanta capacidad de memoria como el olfato, y eso es algo que se lleva explotando en panaderías durante muchos siglos, quemando varillas de vainilla para mantener ese olor cálido y acogedor del pan recién hecho. Pregúntele a un sinéstesico a qué le recuerda determinado olor: quizá un olor intenso de limón le haga ponerse sentimental, pero no hay de qué preocuparse. Es el olor de un amor perdido.
Las personas con sinestesia asocian conceptos de forma aleatoria, no obstante sí que existen patrones similares, como el hecho de que la inmensa mayoría imaginemos los número siempre asociados a un color. Aún así, podrían reunirnos a todos en una sala para que determinásemos de qué color es el número uno, y jamás nos pondríamos de acuerdo. Para mí el número uno es negro, y jamás ha sido de otra manera. El dos puede ser verde o amarillo, el uno siempre es negro. Aunque no relaciones los números con colores, estoy segura de que tienes un número favorito. La mayoría de individuos prefiere el 7. ¿Por qué? Sinestesia.
Una película hecha por y para sinéstesicos es la película Ratatouille. Si la has visto, recordarás la escena en la que el ratoncito Remy prueba una uva, y ve luces centelleantes y escucha sonido de jazz. Acto seguido prueba un queso, y ve luces relajantes y se oye el sonido acompasado de un violín. Al probar los alimentos a la vez, una explosión de aromas, sabores, notas de colores y música de jazz mezclada con violines se unen para crear una experiencia única. Así explica Remy su gusto por la cocina. La sinestesia a veces es agradable, deliciosa.
Si te has sentido identificado y crees que también puedes ser un sinestésico, te animo a que busques por internet el programa de «Redes» que Eduard Punset dedicó a la sinestesia. Yo descubrí googleando por ahí que no era la única en el mundo. Ser sinéstesico no es tener ningún poder ni implica una capacidad mayor, ni tampoco convierte al individuo en alguien que ve el mundo de una manera más rica o más creativa. Simplemente es alguien que recordará una dirección guiándose tal vez por patrones relacionados con formas o colores, en lugar de por las letras apuntadas en el papel. Así de simple.
Autora del Post: Diana Torralbo