Hace ocho meses, el Reiki apareció en mi vida para darle el cambio que tanto necesitaba. Desde que se cruzó en mi camino, supe que no se trataba de una herramienta de crecimiento interior más. Sentí que se convertiría en una parte crucial de mi vida. Y así ha sido. En poco más de un mes ya había completado los dos primeros niveles de Reiki y había iniciado una serie de profundos cambios en mi vida.

Durante los seis meses siguientes, dejé mi trabajo, mi di de alta como autónomo, creé una sociedad y comencé a colaborar como ayudante en los cursos que imparte mi maestra de Reiki, Montserrat Oliveros. Le estoy muy agradecido por haberme dado esta oportunidad, ya que esta tarea me permite realizar una doble función: puedo ayudar a otros a que su experiencia con Reiki sea lo más gratificante posible y, a la vez, continúo contribuyendo a mi crecimiento personal.

Entre las funciones que desempeño como ayudante se encuentran las tareas de “logística y protocolo”. Recibo a los alumnos, tomo nota de sus datos, procuro que siempre estén bien abastecidos de agua, ayudo en la preparación de la sala y les hago Reiki durante las iniciaciones. Además, dependiendo del número de alumnos presentes, también hago los ejercicios de práctica con ellos.

Cada curso es único. Es por eso que, por mucho que repita un primer o segundo nivel, siempre aprendo algo nuevo, o presto más atención a ciertos detalles en los que en otras ocasiones no había reparado. También resulta muy interesante aprender de las reacciones y comentarios de los alumnos, ya que todos lo viven de manera diferente. Siempre recordaré la forma en que un alumno describió las sensaciones que experimentaba en sus primeras prácticas con Reiki. “Es como si escuchara con las manos”, dijo. En ese momento me quedé perplejo, dado que ésa era exactamente la misma sensación que tenía, y hasta ese momento nunca la había podido expresar con palabras.

Uno de los aspectos más mágicos de los cursos está relacionado con los asistentes. Ellos son siempre la clave. Es en función de sus reacciones y aportaciones que el curso va tomando su forma. Siempre partimos de la premisa de que, si están ahí, es porque hay algo que tienen que aprender los unos de los otros.

¿Acaso no somos todos maestros en algún momento de nuestras vidas?

Estas experiencias refuerzan mi convicción de que Reiki es el reflejo de aquello que llevamos dentro. Nos pone ante situaciones o personas con las que tenemos una relación que hemos de sanar. Somos maestros conociendo a maestros constantemente.

  • Christian Simón Bueno, alumno y ayudante de Montserrat Oliveros (Maestra y Terapeuta de Reiki en la Escuela Hermes7). Administrador de Create&Share
  • Imagen: R.Kirchner